Chiesa di Sant'Agata Vergine e Martire

La Iglesia de Sant'Agata Vergine e Martire es un lugar de culto situado en Solofra, en el distrito del mismo nombre del municipio de la Irpinia.

Situada en la plaza principal de la localidad, cerca de la calle que conduce al centro de la ciudad, el edificio religioso refleja el culto al santo de Catania, que también se extendió a Irpinia en la época paleocristiana, cuando Abellinum se convirtió en una de las primeras diócesis de Italia y en un centro vivo del cristianismo primitivo. Esta devoción abarcaba un vasto territorio llano, identificado precisamente con el nombre de Santa Águeda. 
La existencia de la iglesia de Sant'Agata Vergine e Martire está atestiguada ya en el siglo XIV, época en la que la aldea del mismo nombre pertenecía al feudo de Serino. Primero fue nombrado curato en 1487 y luego parroquia en 1511. En 1626, el edificio adoptó su estructura actual y, en los años siguientes, su interior fue embellecido a instancias de la familia Caracciolo, señores feudales de Sant'Agata, cuyo objetivo era alcanzar un nivel artístico similar al de la Colegiata de San Miguel Arcángel. 

Aunque la intención de emular el ejemplo del lugar de culto más importante de Solofra resultó utópica, la iglesia de Sant'Agata también ofrece su considerable contribución al enriquecimiento del patrimonio artístico y cultural de esta localidad de la Irpinia. En la actualidad, el edificio religioso se presenta en su estilo barroco, con fachada a dos aguas y estructura de una sola nave, flanqueada por un campanario. 
En el interior destaca el techo, adornado con no menos de quince lienzos del artista de Solofra Francesco Guarini (1611-1651), realizados entre 1637 y 1640, al estilo de Caravaggio. Entre las obras de arte, no pertenecientes al ciclo de Guarini, se encuentran una pintura antigua sobre madera de la primera mitad del siglo XVI, que representa a Santa Águeda y San Donato Obispo, y una estatua de madera policromada del siglo XVIII, de ámbito colombino.

El culto a Santa Águeda sigue vivo en la pequeña comunidad local, no solo gracias a la espléndida iglesia de Sant'Agata Vergine e Martire; el 5 de febrero, de hecho, se celebra una fiesta dedicada a la patrona de Solofra, durante la cual se reparten hogazas de pan en forma de pechos, en recuerdo de su último martirio.