Cattedrale di Ariano Irpino

La catedral de Ariano Irpino, o el «Duomo», se alza en la plaza del mismo nombre y está dedicada a Santa Maria Assunta in Cielo, a San Ottone Frangipane, patrón y protector de la diócesis, y a San Elzearo da Sabrano, copatrón.

Erigida sobre las antiguas ruinas del templo de Apolo, hacia mediados del siglo X, la catedral desempeñó un papel destacado para toda la comunidad de Ariano, que se reunía en torno a este lugar de culto, fusionando costumbres y ritos sagrados con instituciones civiles. Con el paso del tiempo, la catedral se convirtió cada vez más en un símbolo de la ciudad y su obispo ascendió a la función de pater patriae, líder espiritual y fuerza unificadora del pueblo. 

La Catedral de Ariano Irpino, devastada, como tantos otros edificios, por los continuos terremotos y saqueos a los que se vio sometida Ariano Irpino, ha sufrido numerosas reconstrucciones, la última tras el terremaoto del 23 de noviembre de 1980. Lo que queda de la antigüedad es la fachada, de estilo románico a dos aguas, que data del siglo XVI y está construida con arenisca verde de Roseto. Los portales pertenecen a este período, mientras que las rosetas son de factura póstuma. En su interior, la Catedral se distingue por la presencia de no menos de nueve capillas, un crucifijo y varias obras notables, entre las que destacan el cuadro de la Asunción de la Virgen María al Cielo, de autor anónimo romano, encargado por el obispo Tipaldi en 1745, y el cuadro de la Anunciación del pintor flamenco Wenceslao Cobergher, obra de 1590.

Entre los lugares de culto más apreciados de la Irpinia y rica en testimonios religiosos y artísticos, la Catedral de Ariano sigue brillando en toda su belleza.