Palazzo Caravita di Sirignano

El Palacio Caravita, también conocido como «Palacio del Príncipe», es un lugar de interés histórico situado en Sirignano, cerca de la Iglesia de San Andrés Apóstol.

La primera documentación histórica de este edificio señorial data de 1754 y procede del Registro de la Propiedad, del que se desprende que probablemente fue construido en la época normanda y perteneció al entonces barón Vincenzo Caracciolo della Gioiosa. Tras la abolición del feudalismo, la propiedad municipal, y por tanto también el palacio, fueron adquiridos en 1884 por Giuseppe Caravita, príncipe de Sirignano del que heredó su nombre, quien lo restauró y le devolvió el estilo neogótico que aún hoy lo distingue.

El imponente palacio domina el lado oriental de la plaza Principessa Rosa, que lleva el nombre de la esposa del príncipe Caravita. De su fachada destacan tres estilizadas torres almenadas, caracterizadas por una belleza rigurosa sin excesos, situadas a ambos lados y en el centro del edificio. Las dos torres laterales se caracterizan por contrafuertes inclinados y la central, por la puerta principal. El aspecto tendencialmente medieval viene dado por la presencia de matacanes, ménsulas y almenas güelfas. La estructura tiene una planta irregular caracterizada por un cuerpo central, a cuyos lados se unen dos alas asimétricas en ángulo recto. Al entrar, el espectador se proyecta en un suntuoso atrio, desde el que una escalera de mármol conduce a la planta superior principal, con vistas a la plaza y, al este, al patio, así como al parque, en el que florecían las que, para los habitantes de Sirignano, siguen siendo las camelias típicas del «Jardín del Príncipe».

A día de hoy, el Palacio Caravita presenta una atmósfera que recuerda al salón de la aristocracia napolitana que el propio Príncipe José le regaló: las salas que antaño acogieron a pintores, músicos y hombres de letras albergan hoy visitas, conferencias y actos culturales.