Chiesa di San Domenico di Solofra

La iglesia de San Domenico de Solofra se encuentra en Via Felice De Stefano, en el centro histórico de la localidad de la Irpinia.

La construcción comenzó en 1644 a instancias de la señora feudal Dorotea Orsini. Seis años más tarde se inició también la construcción del convento contiguo, presidido actualmente por los Padres Oblatos de San José Marello. El título atribuido a esta iglesia deriva del culto al cuadro de Santo Domingo Soriano, que representa a la Virgen María, Santa María Magdalena y Santa Catalina de Alejandría en el acto de entrega de una imagen de Santo Domingo de Guzmán (1170-1221), fundador de la Orden de Predicadores, a uno o varios hermanos dominicos. El simulacro, inspirado en un acontecimiento milagroso que tuvo lugar en 1530 en el convento dominico de Soriano Calabro, en la provincia de Vibo Valentia, se hizo muy popular sobre todo en el siglo XVII a través de los relatos de los Padres Predicadores y la representación de numerosos artistas italianos y españoles. 

En la actualidad, la iglesia de Santo Domingo se distingue por su fachada, con un portal que da vida a todo el edificio, enmarcado por pilastras y arquitrabe de piedra, en el que figura un escudo con el símbolo de Santo Domingo. En la base, dos leones están esculpidos en relieve, fruto del arte de los canteros de Solofra. 

El interior, de una sola nave con planta de cruz latina y cubierta de bóveda de cañón, se caracteriza por la presencia de diez edículos votivos en las paredes laterales, creados en devoción a otras tantas familias de Solofra y enriquecidos con estatuas y pinturas. En el crucero, en cambio, destacan: a la izquierda, una obra maestra de Francesco Guarini (1611-1651), realizada entre 1644 y 1649 y restaurada en 1744, que representa la Virgen del Rosario; a la derecha, un lienzo que representa «La visión de San Gregorio Taumaturgo», fruto de la colaboración entre Angelo Solimena (1629-1716) y su hijo Francesco (1657-1747).  
Por último, entre las obras importantes destaca el altar mayor, realizado en mármol policromado con exquisitos «putti» en la cabecera, obra de un taller napolitano de finales del siglo XVII, valiosa obra de la escuela de Vaccari. 

La iglesia de San Domenico, otro testimonio del rico patrimonio cultural y artístico de Solofra, es un lugar que aún resiste a los elementos y al inexorable paso del tiempo.