Abbazia del Goleto

La Abadía de Goleto es un complejo religioso situado en Sant'Angelo dei Lombardi, en Contrada San Guglielmo.

Fue construida a instancias de San Guillermo de Vercelli en el año 1133, quien lo asignó a una comunidad religiosa de monjes y monjas, cuya máxima autoridad era la abadesa. Gracias a la actividad administrativa y al servicio litúrgico prestado por los monjes, así como a la laboriosidad de las sucesivas abadesas, el complejo monástico creció, enriqueciéndose con terrenos y obras de arte. Tras un período de decadencia, la abadía fue anexionada a las posesiones de Montevergine y renovada tras el terremoto de 1732. Es en esta ocasión cuando se construyó la Chiesa Grande, obra del célebre Domenico Antonio Vaccaro. Tras la subversión de las órdenes monásticas en 1807, toda la estructura sufrió un nuevo período de decadencia, que duró hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando, gracias a los esfuerzos del padre Lucio Maria De Marino y de los Pequeños Hermanos de Charles De Foucauld, el lugar pudo recuperar su antigua grandeza.

Todo el trazado se centraba originalmente en la primitiva Iglesia del Santísimo Salvador, en torno a la cual se desarrollaron dos monasterios, uno masculino y otro femenino: dos edificios religiosos, conocidos como Iglesia Superior e Iglesia Inferior; dos claustros, un caserío y el pequeño cementerio de las monjas. Aún hoy, en una mezcla de estilos románico y gótico, se pueden admirar las profundas huellas del arte en los diferentes niveles del edificio, en cuyo centro se encuentran dos salas medievales superpuestas. La primera corresponde a la Iglesia Inferior, que data del año 1200 y es una expresión del estilo románico: conserva una puerta que marca la transición al arte gótico y, por tanto, la entrada a la zona donde solo se encuentran los restos del edificio religioso dedicado al Santo Salvador. La segunda, en cambio, es la Iglesia de San Luca y representa la Iglesia Superior, la verdadera joya del conjunto monástico: fue construida en 1255 a instancias de la abadesa Marina II, como atestigua el grabado del portal de la entrada. Lo que queda del mobiliario que adornaba la iglesia basta para atestiguar que la diversidad de las artes empleadas confería una increíble y armoniosa singularidad a uno de los monumentos más preciados de Irpinia. Todo lo que queda de las pinturas al fresco de los espacios son dos medallones que representan a las abadesas Escolástica y Marina, y algunos esbozos de la vida de San Guillermo. Entre las demás obras de arte que alberga, destacan los dos valiosos altares, uno de mármol y otro consistente en una losa de piedra, sostenidos por pequeñas columnas con elegantes capiteles y bases distintas.

Aunque el paso del tiempo ha dejado importantes huellas en la estructura del conjunto monumental, el contexto místico y evocador ayuda a conservar, inalterado, el encanto de la Abadía de Goleto.