Ruderi del Castello di Cervinara

Las ruinas del castillo de Cervinara, situadas en las laderas del monte Pizzone, representan los restos de la fortaleza que la comunidad de Cervinara solía llamar «O' Castellone» o «Ioffredo».

La primera atestación del castillo se encuentra en un documento del siglo XII, «Cronaca del Volturn o», en el que un tal fray Juan hace referencia a un intercambio, que tuvo lugar en 837, entre la abadía de San Vincenzo al Volturno y el príncipe longobardo de Benevento, Sicardo. Se puede suponer que la construcción de la fortaleza defensiva se remonta a la época longobarda y que la antigua aldea medieval corresponde a las actuales aldeas de Castello e Ioffredo. Destruido por la milicia de Roger II, llamado el «Normando», durante la lucha contra su cuñado Rainulfo Butterico, conde de Avellino, el castillo fue reconstruido y ampliado en diversas épocas por normandos, suabos y angevinos antes de ser abandonado por los señores feudales de Cervinara.

El «Castello Ioffredo» conserva su planta cuadrada original, algunas partes del muro cortina, que permiten perfilar las torres de defensa, siete torres, el torreón y parte de la residencia de los señores feudales locales. El torreón, de planta cuadrangular, estaba construido en tres pisos, con bóveda de cañón, a la que se accedía mediante trampillas superpuestas. Como todos los castillos medievales, el de Cervinara estaba rodeado por un foso que impedía un asalto fácil a la estructura y tenía un puente levadizo, más allá del cual cualquier asaltante entraba en un espacio abierto, sobre el que los defensores podían ensañarse con flechas, aceite y brea caliente.

Testimonio de la época medieval que ha sobrevivido a los elementos, las ruinas del castillo de Cervinara siguen envueltas en un halo de misterio y leyenda que se ha transmitido entre los habitantes del pueblo durante generaciones.