Dogana Aragonese

La Dogana Aragonese de Flumeri es un orgullo para todo el valle de Ufita y se alza sobre una pequeña colina en Doganelle.  

Construida en a época aragonesa según el modelo de la arquitectura angevina, como se desprende de la forma de las cuatro torres situadas en las esquinas respectivas de la estructura, sugiere visualmente una fortaleza colocada para defender el valle. 
Sin embargo, una primera hipótesis histórica considera que el edificio fue construido en 1479 por encargo de Federico de Aragón -como también se deduce del escudo heráldico del lado este de la estructura- como pabellón de caza para la familia real, que acudía a cazar al cercano bosque de la Vufeta. Como principal encrucijada del importante fenómeno de la trashumancia, cambiaría más tarde su actividad por la aduanera. 
Una segunda hipótesis, en cambio, sugiere que la estructura surgió precisamente con su típica función aduanera, ya que el entonces Reino de las Dos Sicilias era muy próspero y la zona se veía afectada por un considerable comercio, el aumento del pastoreo y la trashumancia, desde Campania y los Abruzos hasta Apulia y viceversa; de este modo, el control del denso tránsito de rebaños en la aduana se convirtió en un instrumento para obtener beneficios económicos para las arcas de los gobernantes.

Los lados este y sur de la Dogana Aragonese (Aduana de Aragón) incluyen una planta baja y un primer piso, habitaciones para pastores, soldados y funcionarios; por otra parte, los enormes establos albergaban ganado en los lados este y oeste. Los rebaños en trashumancia o los procedentes de los pastos de los alrededores circulaban también por parte del gran patio, al que accedían desde la entrada que originalmente se encontraba en el muro sur, como demuestran las grandes piedras de Fontanarosa colocadas en su día para sostener el portal.

Tras una importante restauración, el complejo, que cuenta con un perímetro de unos 200 metros, fue devuelto a los ciudadanos de Flumeri y las nuevas salas, devueltas a su antiguo esplendor, se utilizan ahora como salones para eventos y citas con la historia con el objetivo de promover este buque insignia de todo el Valle de Ufita como atractivo para un relanzamiento del turismo cultural.