Santuario Maria SS. Incoronata

Se desconoce la fecha exacta de su construcción, pero su presencia es segura antes de la segunda mitad del siglo VIII, durante el Principado de Arechis II, que fundó la Abadía de San Pedro, que tenía como dependencia el actual Santuario. Un documento del Archivo del Vaticano que data de 1309 dice que la iglesia se llamaba entonces «Santa Maria de Coronato e rurale». 
A lo largo de los años, la estructura pasó por numerosas manos. De hecho, en 1495, el rey Alfonso de Aragón donó la iglesia al cardenal Luis (su sobrino). Posteriormente, en 1521, el rey Fernando «el Católico» asignó la propiedad de la iglesia al noble napolitano Troiano Mormile. Ocho años más tarde, el emperador Carlos V (que sucedió a Fernando «el Católico») confirmó los derechos de propiedad de la familia Mormile con un diploma. En 1531, la iglesia se incluyó en la dote de Laura Mormile, que se casaría con Federico Pignatelli, duque de Montecalvo. 
En 1680, el grave estado de la estructura hizo necesaria una restauración. En febrero de 1689, se decidió que el único horno en funcionamiento sería el de la iglesia de Santa Maria Incoronata, y que ninguna otra tienda podría vender pan. 
El 7 de agosto de 1886, la dependencia de dell’Incoronata fue cedida a Gennaro Mastrangelo. En 1929, el Concordato entre el Estado y la Santa Sede impuso la restitución de todos los santuarios de la península a las autoridades religiosas competentes. Fue necesaria una amarga diatriba legal de cuatro años (1932-1936) entre la Iglesia y la familia Mastrangelo para obtener la devolución del santuario. 
Una vez recuperada la propiedad del Santuario, fue confiado el 23 de marzo de 1941 por el Arzobispo de Salerno Nicola Mantecrisi a los Frailes Menores de la Provincia Religiosa de Salerno-Lucana.